enero 8, 2013
por Eparquio Delgado
Uno
de los debates más interesantes en la psicología clínica y la psiquiatría
actual es el referido a la consideración de los trastornos mentales como
“formaciones naturales” o como “construcciones prácticas”, o lo que viene a ser
lo mismo: ¿los trastornos mentales están ahí y los estamos descubriendo o son
invenciones de los clínicos para denominar a problemas que se le presentan y
poder tratarlos como si fueran enfermedades aunque no lo sean?
Como
denuncian Marino Pérez y Héctor González en su libro “La invención de los trastornos
mentales, ¿escuchando al síntoma o al paciente?”, el modelo psicofarmacológico
de la enfermedad mental, principal defensor de que los trastornos mentales
existen y son descubiertos, se asienta en tres pilares pseudocientíficos: ·
Diagnósticos sobre un listado
superficial de síntomas·
Supuestos desequilibrios bioquímicos ·
Pretendido determinismo genético
Sobre
este modelo se han ido creando decenas de etiquetas en salud mental a imagen y
semejanza de las enfermedades “físicas” de la medicina, proponiendo
tratamientos supuestamente específicos para su tratamiento. Modelo que también
ha sido asumido por las asociaciones de pacientes, que lejos del antiguo temor
por la estigmatización, buscan una legitimación a sus problemas en un sistema
de salud que sólo acepta como válido el sufrimiento etiquetado y categorizado,
aunque esas etiquetas no tengan ninguna base científica y sólo sirvan para
acceder a ciertos beneficios sanitarios y legales, lo que resulta realmente
preocupante.
Me
gustaría reflexionar acerca de dos de estos supuestos trastornos que cada vez
escuchamos más y que, a pesar de estar basados en planteamientos
pseudocientíficos y no tener evidencias empíricas de su existencia, son
considerados como enfermedades con fundamentación biológica que deben ser
tenidas en cuenta a la hora de tomar decisiones legales: el Síndrome de
Alienación Parental y el Síndrome Post Aborto (SAP y SPA, por sus siglas). Para
que el artículo no se haga muy largo, me centraré en esta ocasión en el SAP. He
elegido estos dos porque ambos son en mi opinión el paradigma de supuestos
trastornos inventados para justificar una ideología que además persisten
gracias a su defensa por parte de grupos ultraconservadores.
EL SÍNDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL
El
Síndrome de Alienación Parental es un supuesto conjunto de síntomas propuesto
por el psiquiatra infantil Richard Gardner. Antes de trabajar como capitán y
psicólogo militar, especializado en la “desprogramación” de soldados
estadounidenses prisioneros de guerra, Gardner se dedicaba a ejercer de perito
judicial para hombres acusados de abuso y maltrato infantil. En ese contexto,
desarrolla el SAP para defender la inocencia de sus pagadores y culpar a las
denunciantes de falsedad en las declaraciones y denuncias.
LOS
“SÍNTOMAS”
Desgracidamente,
en los entornos legales se tiene poco conocimiento del método científico y de
psicopatología, lo que llevó a Gardner a convencer a muchos jueces de la
existencia de un síndrome inventado por él mismo del que nunca presentó pruebas
empíricas y que sólo fue publicado en una editorial de su propiedad, llamada
Creative Therapeutics.
Solamente
su falta de evidencias empíricas sobre los síntomas y la etiología ya es
suficiente para deslegitimar el famoso SAP. Sin embargo, vamos a analizar el
supuesto trastorno. Como bien define la Asociación Española de
Neuropsiquiatría, el SAP se refiere a la “programación” o “lavado de cerebro”
hecho por un progenitor sobre el niño, con el fin de “denigrar” y “vilipendiar”
al otro progenitor (añadiéndose elaboraciones “construidas” por el propio
menor) y así justificar la resistencia del niño/a a mantener una relación con
dicho progenitor, al cual se define como alienado. Sus supuestos síntomas,
decididos por el propio Gardner, son los siguientes:
1.
Impedimento por parte de uno de los
progenitores a que el otro progenitor vea a sus hijos o pueda convivir con
ellos.
2.
Desvalorizar e insultar al otro
progenitor en presencia del hijo.
3.
Implicar al propio entorno familiar y
a los amigos en los ataques al excónyuge.
4.
Subestimar o ridiculizar los
sentimientos de los niños hacia el otro progenitor.
5.
Incentivar o premiar la conducta
despectiva y de rechazo hacia el otro progenitor.
6.
Influir en los niños con mentiras
sobre el otro progenitor llegando a asustarlos.
7.
En los niños puede detectarse cuando
éstos no pueden dar razones o dan explicaciones absurdas e incoherentes para
justificar el rechazo; y también si utilizan frases o palabras impropias de su
edad, como diálogos similares o idénticos al del progenitor «alienador»,
llegando incluso a inventar y mencionar situaciones de abuso o maltrato que
jamás han sucedido.
Para
la invención de su síndrome, Gardner realiza una analogía con el Síndrome de
Down: la aparición de un conjunto de síntomas en el Down es indicativa de una
anormalidad genética de igual manera que la aparición de los síntomas del SAP
(inventados por él mismo, no lo olvidemos) es indicativa de que es un síndrome
puro. He aquí un “razonamiento por analogía”, falacia dirigida a justificar la
existencia “natural” del SAP. Como hay unos síntomas que aparecen siempre
juntos, ya tenemos un síndrome “puro”, como ocurre con una enfermedad
cromosómica. Por cierto: no aportó ninguna prueba de que esos esos supuestos
síntomas aparecieran juntos.
Todas
sus argumentaciones van dirigidas a explicar que el rechazo de un/a niño/a a su
padre es siempre un síndrome provocado por una madre manipuladora, por lo que
los testimonios de los niños a los que les ocurre esto no pueden ser tomados
como válidos, ni siquiera cuando el niño denuncia un maltrato o abuso por parte
de su padre. Tampoco los de los terapeutas que argumentan en contra del SAP, ya
que pasan a formar parte de una “folie à trois” (locura a tres). Por supuesto,
los argumentos de la madre tampoco son válidos. Solamente son válidos los del
padre y los del “profesional” que apoye la existencia del síndrome, lo que lo
convierte al SAP en infalsable: no hay manera de demostrar que no hay síndrome.
LA
ETIOLOGÍA DEL SÍNDROME (LAS CAUSAS)
La
supuesta causa del SAP es la programación que provoca la alienación del niño o
niña de su padre, algo que se manifiesta a cualquier edad del niño. Esa
supuesta simplicidad es sencilla de entender para alguien que no sepa nada de
psicopatología, pero obvia todo lo que sabemos sobre la capacidad de
representación, el desarrollo del lenguaje, el papel del juego, el desarrollo
de la capacidad de pensamiento, la comprensión de la realidad y la fantasía, la
construcción de teorías sobre la realidad, las relaciones con los otros, el
desarrollo moral, o el progresivo conocimiento del mundo social. El propio
término “programación” recuerda peligrosamente a su paso por el ejército
estadounidense y a la tristemente famosa PNL®, modelo de comunicación interpersonal
sin ninguna base científica que ha sido denunciado recientemente por el
Aula Cultural de Divulgación Científica de la ULL.
LA
TERAPIA DE LA AMENAZA
Como
buen vendehumo, Gardner no perdió el tiempo: inmediatamente después de inventar
su síndrome creó un supuesto método de terapia para tratarlo, que tampoco
fundamentó en ningún estudio y que se convierte en el objetivo último del
fatídico diagnóstico. A diferencia de cualquier otra terapia de las que
conocemos, basada en trabajar en colaboración con el paciente para ayudarle a
superar su sufrimiento, el abordaje del SAP se fundamenta en la llamada
“terapia de la amenaza”. En pocas palabras, su supuesta terapia consiste
en la amenaza constante por parte de un terapeuta hacia la madre de un
cambio permanente de la custodia y la restricción de contactos con el niño por
parte de un juez. Por cierto, esta intervención la realiza el propio psicólogo
que ejecuta el peritaje y sin secreto profesional, ambos comportamientos
considerados violaciones a la ética profesional. Pero eso no pareció importar
demasiado a Gardner.
Para
su correcta aplicación, según Gardner, es necesaria una justicia dispuesta a
enfrentarse a la instintiva tendencia de las madres “a luchar literalmente
hasta la muerte para salvaguardar a sus descendientes”, lo que puede incluir
reclusiones hospitalarias o en prisión para la madre y/o el hijo/a. Según el
propio Gardner, “los terapeutas SAP deben sentirse cómodos amenazando a los
alienadores como a los niños de que habrá consecuencias si violan el programa
de visitas ordenador por el juzgado”. Espero que nunca tengan que toparse con
nadie así, y menos con un psicólogo.
EL
OBJETIVO DEL SAP
La
creación de este síndrome por parte de Gardner no tenía el fin de conocer un
fenómeno previamente investigado, ya que prácticamente no se apoyó en ninguna
referencia que no fuera él mismo ni realizó ningún estudio empírico publicable.
El SAP no es un “síndrome psicopatológico” diagnosticable. Más bien podríamos
decir que se trata de un “síndrome legal”. Sólo se realiza en el ámbito de un
litigio judicial, medicalizando la lucha por la custodia y la patria potestad
en un proceso de divorcio.
Como
ha sido denunciado reiteradamente, el SAP se mantiene en un contexto en que
resulta funcional a los maltratadores para quitar valor al rechazo que sienten
los hijos hacia el agresor. En lugar de estudiar las causas del rechazo del
niño hacia su padre, se da por supuesto que existe una “programación” por parte
de la madre. Si la madre niega la existencia de dicha programación, su negación
es un síntoma de la existencia de SAP. No hay escapatoria. Aunque hoy se
propone que no se utilice el famoso diagnóstico en casos de violencia de
género, sigue siendo un arma para crear confusión y poner el foco de la
sospecha sobre la parte a la que le ha sido asignada la patria potestad,
fomentando la idea de que las madres provocan de forma habitual denuncias
falsas de abuso sexual, algo que está completamente descartado hoy en día a
partir de numerosos estudios (ver por ejemplo el publicado por el Grupo de
Expertos y Expertas en Violencia de Género del CGPJ)
CONSECUENCIAS
REALES DEL SAP
Aunque
el SAP no tenía que haber entrado nunca al sistema judicial, hoy en día está
cada vez más asentado. Podemos encontrar publicaciones de Psicología Jurídica dedicadas casi en exclusiva
al famoso síndrome – que incluyen entre sus referencias
bibliográficas las obras de Gardner, cuyas afirmaciones jamás demostró – o una Asociación
Nacional de Afectados del Síndrome de Alienación Parental (ANASAP),
que organiza congresos y
busca que el síndrome sea reconocido como una VERDADERA Y REAL ENFERMEDAD
MENTAL (así, en mayúsculas), con el fin de que uno de sus argumentos en un
proceso judicial, y a veces el único, sea legítimo a los ojos de un juez.
EN
CONCLUSIÓN
El
SAP es una de las muestras más grotescas de cómo el uso del sistema categorial
de trastornos mentales debe ser analizado concienzudamente. Aunque no existen
evidencias de su existencia ni explicaciones plausibles de su etiología, la
etiqueta ha sobrepasado fronteras y está resultando útil a diversos colectivos:
psicólogos y psiquiatras especialistas en SAP que dan cursos, conferencias,
realizan periciales y ejecutan sus “terapias de amenaza”, supuestos afectados
que buscan que el estado apoye sus argumentos con el fin de obtener beneficios
jurídicos y económicos, y un elenco de sexistas y misóginos obsesionados en
mantener sus prejuicios ideológicos con argumentaciones legítimas, aunque estas
sean completamente pseudocientíficas y estén basadas en un simple conjunto
de supuestos síntomas cuyos “determinantes genéticos” se sostienen en una
imagen del desarrollo del niño y de la psicología de las mujeres propia del siglo
XIX. De este último grupo que hablaremos un poco más en el siguiente artículo
sobre el Síndrome Post Abortivo.
BIBLIOGRAFÍA
Asociación
Española de Neuropsiaquiatría (2010): Declaración en contra del uso clínico y
legal del llamado Síndrome de Alienación Parental. [Disponible
en http://www.aen.es/docs/Pronunciamiento_SAP.pdf]
Corsi,
J. (2007): El síndrome de alienación parental o el peligro que entrañan las
teorías pseudocientíficas como base de las decisiones judiciales. Revista
Jurídica de Igualdad de Género, 2007, Nº1, pp. 73-77 [Disponible aquí]
Escudero
A., Aguilar L., y De la Cruz J. (2008): La lógica del Síndrome de Alienación
Parental de Gardner (SAP): “terapia de la amenaza”. Rev. Asoc. Esp.
Neuropsiq., 2008, vol. XXVIII, n.o 102, pp. 283-305 [Disponible
en http://scielo.isciii.es/pdf/neuropsiq/v28n2/v28n2a04.pdf]
Gardner R.A., «Legal and Psychotherapeutic
Approaches to the Three Types of Parental Alienation Syndrome Families. When Psychiatry and the Law Join Forces», Court
Review, 1991, 28, 1.
González
Pardo H. y Pérez Álvarez M. (2007): La invención de trastornos mentales:
¿escuchando al fármaco o al paciente? Alianza Editorial.
Grupo
de expertos y expertas en violencia doméstica y de género del CGPJ. (2009).
Estudio sobre la aplicación de la Ley integral contra la violencia de género
por las Audiencias Provinciales. [Disponible aquí]
Vaccaro
S. (2002): Nada nuevo bajo el sol. [Disponible aquí]
Wikipedia: Síndrome de Alienación Parental
NOTA:
He utilizado expresamente un artículo de Jorge Corsi a sabiendas de que el
autor está condenado por abuso de menores. Como es lógico, condeno
absolutamente y sin paliativos su delito y es justo que cumpla su pena. Sin
embargo, y siendo coherente con mis principios, creo firmemente que cualquier
argumento debe analizarse en sí mismo y su validez no depende de quién lo
plantea. Por ese motivo he entrado a analizar el SAP al margen de que Gardner
fuera abiertamente un machista y se moviera por intereses empresariales, porque
eso daría igual si sus planteamientos estuvieran bien fundamentados. Por eso y
también por pura lógica rechazo frontalmente las argumentaciones ad hominem.
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