PSICOLOGÍA CLÍNICA
Un informe revelador sobre la relación entre estos dos
fenómenos.
por Nuria Guzmán Ramírez*
Nos encontramos en una época en la que cada vez saltan a la
luz más casos de abusos sexuales en la
infancia, incluso podría parecer que hay un auge en este tipo de abusos, aunque
lo que realmente ocurre es que cada vez son más visibles.
Según los estudios, en torno al 7,4% de varones y al 19,2%
de mujeres han sido víctimas de este tipo de maltrato, aunque estas cifras no
pueden tomarse como determinantes debido al elevado número de casos que no son
denunciados.
Abuso sexual en la
infancia: una realidad silenciada
En contra de lo que se cree, los abusos sexuales a menores
más frecuentes son cometidos dentro del núcleo familiar y por una persona con
la que el niño o niña tiene una relación afectiva y de confianza.
Los estudios también nos revelan que en un porcentaje
elevado de casos los abusos se realizan dentro de un contexto de juego, del que
el adulto se sirve para que los menores participen sin ser conscientes de las
implicaciones de dichas conductas y es por ello, que en muchos casos estas
conductas pasan desapercibidas para el resto de los familiares, que desconocen
los hechos.
Los efectos de haber
sufrido abusos sexuales en la niñez
Pero, ¿qué implicación pueden tener los abusos sexuales en
la infancia?
Los estudios realizados a tal efecto nos informan de que
pueden aparecer síntomas tanto a corto como a largo plazo y que dichos síntomas
pueden afectar a todas las facetas de la vida del menor.
Si bien se considera que en torno a un 30% de las víctimas
de abusos sexuales no presenta sintomatología asociada, el resto de las
víctimas suele presentar una serie de problemas tanto a corto como a largo
plazo entre los que se encuentran
ansiedad, depresión, baja autoestima, sentimientos de culpa,
estigmatización, problemas de atención y concentración, problemas para
relacionarse, trastornos del sueño, conducta sexual desinhibida, ideas suicidas
e intentos de suicidio, entre otros síntomas, que en el transcurso del tiempo y
si persisten pueden agravarse hasta la aparición de trastornos depresivos y
bipolares, trastornos por estrés postraumático, trastornos límite de la
personalidad y conductas autodestructivas y autolesivas (Pereda, 2009).
Suicidios: cifras y
datos
Una de las consecuencias más graves dada la intencionalidad
de acabar con la propia vida, es el suicidio. En torno al 50% de los hombres
abusados sexualmente y el 67% de las mujeres tienen o han tenido ideación
suicida y de ellos un porcentaje considerable ha intentado acabar con su vida
(11% de las mujeres y 4% de los hombres).
Pero, ¿hay datos que respalden esta afirmación? La respuesta
es que sí. Los estudios referentes al suicidio adolescente son escasos debido
al impacto social que tienen y a que, como en el caso de los abusos sexuales,
son problemáticas que permanecen subyacentes y no saltan a la luz con
facilidad, pero ya en 1991 Cirillo y Blasco planteaban que las víctimas de
maltrato sexual que no se habían sentido escuchados ni protegidos tenían
tendencias a presentar conductas auto-agresivas que podían llegar al suicidio.
Otro estudio revela, que los
malos tratos, sin distinción de categoría, en la infancia se asocian al
suicidio en adultos en una tasa del 5,53% y que la gravedad del maltrato podía
incluso influir en el inicio y frecuencia de estas tentativas, pareciendo
existir una correlación entre las tentativas e intentos de suicidio y el tiempo
transcurrido desde que ocurrieron los abusos, ya que estas conductas aparecían
en torno a los 2 años después de haberlos sufrido (González-Forteza, Ramos
Lira, Vignau Brambila y Ramírez Villarreal, 2001).
Varias conclusiones
Viendo estas cifras parece claro que existe una correlación
importante entre haber sufrido abusos sexuales en la infancia y realizar
tentativas de suicidio en la adolescencia.
A pesar de que no es la única causa que las motiva, ya que
los estudios que se basan solo en intentos de suicidio adolescente presentan
como factores de riesgo para este tipo de conductas, además de los abusos en la
infancia, la existencia de disfunción
familiar, síntomas ansioso-depresivos y problemas conductuales. Aún así los
datos son alarmantes y revelan las enormes consecuencias tanto a nivel
psicológico como físico que pueden llegar a sufrir las personas abusadas
durante la etapa infantil.
Referencias
bibliográficas:
González-Forteza, C., Ramos Lira, L., Vignau Brambila, L. B.
y Ramírez Villareal, C. (2001).El abuso sexual y el intento suicida asociados
con el malestar depresivo y la ideación suicida de los adolescentes. Salud
Mental México, 24, N.6, Dic.
Larraguibel, M.; González, P.; Martínez, V.; Valenzuela, R.
(2000). Factores de riesgo de la conducta suicida en niños y adolescentes.
Revista chilena de pediatría, 71, 3.Mayo.
Páramo Castillo, D., Chávez Hernández, A. M. (2007) Maltrato
y suicidio infantil en el Estado de Guanajuato. Salud Mental, 30, nº3,
Mayo-junio. Pág. 59-67.
Pereda, N., (2009). Consecuencias psicológicas iniciales del
abuso sexual infantil. Papeles del psicólogo, 30(2), pp135-144.
Pereda, N., (2010). Consecuencias psicológicas a largo plazo
del abuso sexual infantil. Papeles del psicólogo, 31(2), pp. 191-201.
* Nuria Guzmán Ramírez Psicóloga Licenciada en
Psicología por la Universidad de Sevilla. Postgrado en Psicopatología Clínica
de la Universidad de Barcelona y actualmente cursando un Máster en Psicología
Forense y Criminal. Especializada en maltrato infantil y psicoterapia familiar.
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