“…La ciencia del Derecho, si solo es academia
y forma, jamás podrá
comprender la trágica realidad de la infancia
silenciada por
el delito de abuso sexual. Será una ciencia
de libro y discurso.
Será una ciencia de soberbios y teóricos,
alejándose de su sentido
humanístico, donde la mirada que estudia y
observa es sensible,
abierta y humilde. El Derecho para
niñas y niños debe ser Humano
para poder conformar una Justicia respetuosa
de su integridad. La
sensibilidad y la humildad son condiciones
indispensables en las
prácticas judiciales frente a niñas y niños.
El Derecho será Derecho
Humano efectivo para ellos cuando sean
respetados, escuchados,
creídos y bien tratados en la Justicia.
Niñas y niños son ciudadanos primordiales de
una nación y del
mundo, debieran ser privilegiados en el
respeto a sus Derechos
Humanos; en mayor medida cuando ya han sido
violados sus derechos por delitos como el abuso sexual. La
Justicia-Estado que los revictimiza atenta contra sus Derechos
Humanos y debe responder por su conducta institucional violatoria de
los mismos.
En Argentina como en otros países suscriptores de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño los jueces/as somos responsables de los atropellos a derechos de niñas y niños en nuestras resoluciones y actuaciones judiciales. Respondemos ante el propio Estado Nacional y ante los Organismos Internacionales con competencia.
En Argentina como en otros países suscriptores de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño los jueces/as somos responsables de los atropellos a derechos de niñas y niños en nuestras resoluciones y actuaciones judiciales. Respondemos ante el propio Estado Nacional y ante los Organismos Internacionales con competencia.
Existe además otra responsabilidad
institucional de nosotros,
juezas y jueces, frente a esa niña o niño,
víctimas de incesto o abuso
sexual, que considero de mayor trascendencia
y no es visibilizada:
nuestra responsabilidad moral por los efectos
dañinos y destructivos de nuestras actuaciones judiciales en sus
vidas. Debemos tener conciencia de que el abuso sexual en la
infancia es la muerte de una infancia. Solo con justicia, que es
reparación y sanción, se permite la recuperación y sanación frente a estos
delitos.
El abuso sexual en la vida de esa niña o ese
niño es una marca
de dolor indecible en su proyecto de vida. En
el abuso sexual en la
infancia no hay olvido para sus víctimas y
siempre pueden hacerlo
visible con su palabra. Siempre.
Es la Justicia que restaura y protege a las
víctimas la que les
permitirá sanarse. Es el ámbito judicial
donde se podrá restaurar,
reparar en la vida de esas niñas o niños el
daño ocasionado por
sus agresores dándoles la oportunidad de
intentar construir un proyecto de vida mejor.
Las conductas éticas dan coraje, impulsan
cambios y marcan
caminos en el tiempo. Humildad y humanidad,
solo de eso necesitamos juezas, jueces, abogadas, abogados, peritos y
demás funcionarios de la Justicia y el Derecho para producir
esos cambios.
El sistema de justicia y el mundo académico
de las ciencias
jurídicas son el reflejo de las dificultades
que tiene la sociedad
para reconocer la existencia del abuso sexual
infantil y el incesto.
Es indispensable en nosotros juezas y jueces,
abogadas/os, peritos
forenses no solo profesionalidad específica y
académica sino algo
más importante aún: vocación, sentimientos
nobles y empáticos,
humanidad y ausencia de prejuicios.
Debiéramos saber especialmente juezas y jueces que ese lugar de Poder que
transitoriamente ocupamos nos inviste de un ropaje
inexistente; que cuando ejercemos ese Poder con sensibilidad humana y virtud,
le otorgamos su fuerza primigenia, aquella que produce
cambios y le da su sentido.
Ninguna esperanza habrá en la Justicia para
niñas y niños si no
actuamos en esa dirección..."
Graciela
Dora Jofré, “Niñas y niños en la justicia.
Abuso Sexual en la Infancia” (2016) pg.47,48, Buenos Aires,Ed.Maipue http://www.maipue.com.ar/catalogo_coleccion_ninas-ninos-en-la-justicia.php
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