“…La avidez económica de
algunos profesionales del derecho y la salud, y la ideología patriarcal
imperante en Tribunales se conjugan para facilitar esta industria judicial de
la defensa de pedófilos; les facilita la cruenta acción contra las víctimas
del abuso sexual o incesto y contra todo aquel que las defienda. Es la
intención última de estos siniestros varones y sus acólitos con títulos
universitarios y muchas veces lustres académicos, el mandar socialmente un
mensaje de miedo al que se atreva a develar el incesto y el abuso sexual de niños/as.
Amedrentar con las consecuencias que pueda sufrir en su vida personal y
profesional a quien tenga el coraje de defender a estas víctimas del delito de
abuso sexual en la infancia y a quienes denuncian estos delitos. Aniquilando
profesionalmente a uno de ellos/as se pretende instalar la idea que su fuerza
es infranqueable, que nadie puede contra ellos, que frente a estos delitos
contra niñas y niños es mejor estarse callado, mirar hacia otro lado y seguir
en la cómoda posición del “no escucho, no veo, no hablo”.
La causa del abuso sexual de
niñas y niños, dentro y fuera de las familias, es heroica porque las criaturas
son silenciadas y cuando hablan las tratan de “alienadas”. De la misma forma
con que atacan a quienes les creen y denuncian (sus madres). La represión
mediante la maquinaria de las denuncias es una señal dada socialmente para
amedrentar no solamente a las víctimas del abuso sexual en la infancia y el
incesto sino a todo aquel que desde la Administración de Justicia o como
profesional independiente de la salud promueva la efectiva protección a estas
víctimas. El mensaje es claro: “si das crédito al relato de las víctimas del
abuso sexual en la infancia, serás atacado con denuncias en el ámbito de tu
trabajo y vida privada”.
Saben que las corporaciones
profesionales tienden a no comprometerse con quienes sostienen la credibilidad
de los relatos de abusos sexuales de niñas y niños y por el contrario protegen
a quienes siguen promoviendo ideologías semejantes al falso SAP…” (Jofre, Graciela Dora. “Niñas y niños en la justicia. Abuso sexual en la infancia”Ed.Maipue.pg.138/139)
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