Archivo del blog

martes, 22 de mayo de 2018

sSAP - “EL SAP ES UN INVENTO PSEUDOCIENTÍFICO”.


ENTREVISTA A SONIA VACCARO. 

Realizada y transcrita por Juanjo Compairé.


Sonia Vaccaro es Licenciada en Psicología, con especialidad Clínica y Laboral por la Universidad de Belgrano, Buenos Aires, Argentina. Experta en Victimología y Violencia de Género. Coautora, junto a Consuelo Barea Payueta, del libro “EL PRETENDIDO SINDROME DE ALIENACION PARENTAL” (2009) España, Ed. Desclée de Brower. (Traducido al Italiano, septiembre de 2011) (1). Autora y Coordinadora del Estudio Comparado entre países, acerca del sSAP (supuesto síndrome de alienación parental), su utilización y consecuencias negativas en Mujeres y niñas/os; de la Coordinadora Española del Lobby Europeo de Mujeres (CELEM). Es integrante del Grupo de Profesionales para la Investigación del supuesto síndrome de alienación parental (GINSSAP) del Observatorio de Violencia  en el Ministerio de Igualdad de España. 
– ¿Puedes explicar qué es el SAP?
El SAP (“Síndrome de Alienación Parental”) es un invento de un médico estadounidense, Richard Alan Gardner. Digo “médico” y lo subrayo, porque en el libro que hemos escrito con Consuelo Barea, en la investigación que hicimos no encontramos su matrícula como psiquiatra. Con lo cual, para nosotras seguirá siendo sólo médico.
Él lo inventa en el año 1985 como un constructo “ad hoc” para la defensa de padres (o superiores jerárquicos) acusados de incesto o violación de menores de edad. Él lo anuncia diciendo que el “SAP” es un “lavado de cerebro” por el cual uno de los progenitores (que generalmente es la madre) somete al hijo en contra del otro progenitor (que generalmente es el padre), logrando de este modo alienar o quitar a ese padre de la vida del hijo para hacerlo desaparecer. Esta alienación llega hasta el extremo de hacerle pensar al niño que su padre abusó sexualmente de él.
Como vemos, encontramos una mezcla de cosas. El “SAP” es algo que está mezclando todo el tiempo el registro coloquial con lo científico. Por ello consideramos que pertenece a lo que conocemos como “ciencia basura”: algo pseudocientífico que se pone al servicio de intereses para que algo falso o fraudulento parezca “científico”.
¿Por qué digo esto? Punto número uno: “lavado de cerebro”, en lo coloquial puede querer decir muchas cosas: tú me puedes decir a mí: “me has lavado el cerebro”; yo te puedo decir a ti: “tú le lavas el cerebro a fulano”, etc. Pero aquí se supone que es un médico que está enunciando una patología, como es un síndrome, una enfermedad; está hablando en el marco de lo científico. “Lavado de cerebro”, en el marco de la ciencia, es un proceso que no es ni fácil ni simple. En un niño, un “lavado de cerebro” produce una patología psíquica mucho más grave que simplemente rechazar al padre. La muestra la tenemos con los “niños soldados” que de verdad están sometidos a un verdadero lavado de cerebro; son niños que no se recuperan nunca más…
Comenzamos pues, desvelando que el “SAP” es un constructo pseudocientífico que pretende calar en el imaginario colectivo que sintoniza con este tipo de creencia. Lo cual nos ubica en el marco de la ideología.
Por otra parte, es una rara “enfermedad” que aparece sólo en el marco de la justicia, cuando hay un litigio contencioso de divorcio por la custodia de los hijos(as); es la única “enfermedad” en el mundo que se produce en el marco de los tribunales. Otro despropósito que, a quienes analizamos el discurso “científico” nos hace decir: ¿cómo es posible que nunca veamos el “SAP” en las consultas? Sólo si hay un litigio contencioso en un juzgado y si hay menores de edad. Porque cuando hay mayores de edad, a los hijos jamás se les diagnostica el SAP. Gardner da como uno de los motivos para que surja esto mismo: un litigio de divorcio por la custodia de los hijos/as


El “SAP” es un constructo pseudocientífico que pretende calar en el imaginario colectivo que sintoniza con este tipo de creencia. Lo cual nos ubica en el marco de la ideología.
Por otra parte, es una rara “enfermedad” que aparece sólo en el marco de la justicia, cuando hay un litigio contencioso de divorcio por la custodia de los hijos(as); es la única “enfermedad” en el mundo que se produce en el marco de los tribunales.


Acto seguido, Gardner no se conforma con esto. Dice que la única terapia posible para la curación de esta “enfermedad” es una terapia que él mismo denomina “terapia de la amenaza”.
– ¿De la amenaza?

Sí, la “terapia de la amenaza”, literalmente hablando. Él dice que en cuando se diagnostique el SAP (por tanto, damos por sentado una premisa falsa), se debe cambiar inmediatamente la custodia y la tenencia del niño y entregársela al padre falsamente acusado. Eso sin que el niño tome contacto con la madre. Sólo se va a restablecer el vínculo con la madre (y el entorno materno, agrego yo) cuando, pasado el periodo mínimo de tres meses, el niño y la madre sean reevaluados por un profesional especialista en SAP que pueda dictaminar si puede restablecer el contacto con ella. Es una trampa en toda regla.
Pero ¿podemos analizar a la luz de algo supuestamente científico? El “SAP” sería también la única enfermedad que se cura por orden de un juez.
Frente a este despropósito, empezamos a hablar del “SAP”. Hay profesionales a quienes les escucho decir: “se llame como se llame, pero existir, existe”. Es decir, estamos hablando de una “enfermedad” que dice alguien que existe, que, por supuesto, no hace distingos de a quién sí y a quién no: cualquier niño que, en el marco de un divorcio, rechace ver al padre no conviviente, va a ser acusado de estar enfermo de “SAP”.
Otro despropósito en el marco de lo científico: existe la psicología evolutiva: los niños, de acuerdo a su etapa evolutiva, frente a un mismo estímulo responden de forma distinta. No responde igual un niño de tres años que uno de seis, de doce o de dieciséis. Pero el “SAP” borra todas las etapas evolutivas. Incluso yo he visto casos en los que me han dicho que un niño de 10 meses tenía “SAP” (¡!!).


El “SAP” sería también la única enfermedad que se cura por orden de un juez.


Nos encontramos, pues, con algo que es tan absurdo y tan ridículo que sinceramente no puedo entender cómo esto lleva más de 30 años siendo aplicado, defendido. Se han hecho incluso “Congresos” en su nombre, etc. La única explicación que puedo dar a esto es que hay intereses que desconocemos (que, por supuesto, no son ni científicos ni lógicos) que subyacen a toda esta ridiculez. No se sostiene. Cuando yo conocí la existencia del SAP, allá por los años 90, sinceramente entonces ya dije: “esto es una estupidez”. Cerré las páginas y lo dejé. Jamás preví que iba a llegar a ser utilizado (o manipulado) por gente medianamente inteligente, que estudia, que tiene una preparación. Estoy convencida de que mis colegas psicólogos que lo utilizan también, pero no puedo entender cómo pueden sostener una falacia de este tipo.
– Los promotores de este SAP en nuestro país, ¿quiénes son? ¿Quiénes son estos intereses que no conocemos (yo creo que algunos sí que los conocemos)?

Cada cual defiende su “chiringuito”, Juanjo. Hay padres incautos que están en proceso de separación y a los que les dan un instrumento como este, simple, para resolver un tema complejo. Por supuesto que, si estás con el dolor y la desesperación, vas a creer que es así.
Yo creo que hay de todo ahora, en este campo minado. Ahora, la gravedad es tal que es como la energía atómica. Cuando alguien la descubrió, jamás pensó que se podría utilizar como una bomba tan destructora. Eso es casi lo mismo. Si tú vas a defender un concepto, tienes que saber que luego, las consecuencias son graves.
El SAP borra automáticamente los antecedentes de pedofilia, de incesto, de abuso sexual contra un menor. Porque la “terapia de la amenaza” es ni averiguar quién está del otro lado, sino simplemente cambiar la custodia. Hay casos en que se ha dado el cuidado parental (o como quieras llamarlo) a un hombre que vivía en un coche. Esta es la prueba extrema de que no se va a mirar a quién se le entrega este cambio de custodia, si es que fuese legítimo hacerlo. Se parte de la premisa de que la madre miente y el niño/a también, porque ella le “lavó el cerebro” o lo está manipulando.
Pero vamos un poco más allá. Evidentemente, ¿cómo surge esto aquí? En España lo introduce un psicólogo de Córdoba, que traduce la teoría de Gardner y publica un libro editado por el defensor del menor de la Comunidad de Madrid, allá por el año 2006. Hay muchos profesionales desprevenidos. Un profesional incluso hizo una tesis doctoral sobre el “SAP”. Años después tuvo que admitir que cuando hizo la tesis no sabía lo que había detrás del “SAP”.
Detrás del “SAP” está también toda la teoría pro-pedofílica de Gardner. Gardner pertenecía a un movimiento, que se llama NAMBLA, que sigue existiendo y que propone la normalización de la pedofilia. Ellos le llaman “el amor entre adulto y niño”.


El SAP borra automáticamente los antecedentes de pedofilia, de incesto, de abuso sexual contra un menor. Porque la “terapia de la amenaza” es ni averiguar quién está del otro lado, sino simplemente cambiar la custodia.


En el libro que escribí con Consuelo Barea reproducimos algunas de las cosas que dice R.A. Gardner en su “teoría de la sexualidad humana”, que son aberrantes.
Todo esto sería –de verdad- para reírse si no se hiciera tanto daño y no hubiese tanto dolor detrás. Porque aquí hay niños arrastrados por la fuerza, llevados por la policía y los trabajadores sociales del juzgado,… Yo creo que cualquier padre que quiere a sus hijos, aunque creyese en esta patraña, jamás permitiría que su hijo fuese llevado por la fuerza. Creo que eso no lo puede tolerar un padre que de verdad quiere a sus hijos. Aunque le digan “está enfermo”.
– Hay un sector de la abogacía que utiliza esto como parte del negocio (porque los abogados y las abogadas viven del litigio). Un negocio que mueve mucho dinero y el “SAP” es un elemento de este negocio judicial, ¿no?

Mira, ese es otro despropósito. Jamás encontramos un expediente de gente muy pobre en el que se mencione el “SAP”. Se trata siempre de abogados que cobran minutas muy altas.
– O sea, un abogado de oficio no lo hace.

No, no lo hemos visto en los expedientes. En las investigaciones que hemos hecho en España no hay gente indigente, sin recursos a quienes se aplique este constructo.
Segundo, y este es otro despropósito: que yo sepa, un abogado no puede diagnosticar una enfermedad. Entonces, esto de que los abogados lo utilicen… Es más, a veces, es un informe de un abogado, o el fallo de un juez, quien decide si una criatura tiene “SAP”, sin que haya ni un psicólogo que haya evaluado y haya dicho esto.
Hay jueces que lo utilizan. Que yo sepa, por más que los jueces sepan mucho, no están para decidir qué enfermedad existe y cuál no.
Por eso digo que el SAP mezcla muchas cosas. No tiene ningún soporte científico real y serio. Por otra parte, algo que yo siempre hago notar es que, en el marco de la justicia laboral, yo como perito jamás podría enunciar una enfermedad inexistente en cualquier manual de clasificación de enfermedades. Sin embargo, el “SAP” se utiliza en la justicia civil, penal y de violencia de género, aunque no figura en ningún manual de clasificación de enfermedades. No es sólo que no figura; es que fue rechazado desde el año 1985 y todas las veces que se ha intentado incluirlo en el DSM (que es el manual de clasificación de la Asociación de psiquiatría americana).
No figura en ningún manual, pero la justicia civil o penal, en el marco de los litigios de familia admite una enfermedad inexistente. Ninguna empresa, en un litigio laboral, aceptaría que yo le dijera que un empleado llegaba tarde porque tenía el Síndrome del Empleado tardío. Cualquiera me preguntaría: “¿Dónde figura esa enfermedad?”, ¿verdad? Pues entonces, que me digan por qué, en el marco de la justicia de familia, esto se acepta.
Pero vamos más allá aún. A veces no se nombra como “SAP”, pero se utiliza de la misma forma. Cada vez que se parte de la presunción de mentira (o de estar influenciado/a) del niño o de la niña y se amenaza a la madre con quitar la custodia, evidentemente se está aplicando el “SAP”.
– Creo, pues, que queda claro el por qué nosotros, AHIGE, junto con otras muchas asociaciones feministas y del movimiento de hombres por la igualdad, hemos firmado un manifiesto en contra del Congreso del pretendido SAP en León. ¿Quieres añadir alguna cosa más sobre este tema?

Todo esto que te he dicho como fundamentos al rechazo de una pseudociencia, también en los ambientes “pro-SAP” tendrían contraargumentos. Ellos dicen que, por ejemplo, que el virus del SIDA tampoco existía hasta que lo encontraron, etc.
La gravedad consiste en que este instrumento silencia a los niños. Los menores de edad, al desvirtuarse su palabra y su testimonio, quedan desprotegidos ante un abuso aberrante como es el incesto.
La violencia contra la mujer y los hijos también queda absolutamente invisible con el “SAP”. Cualquier denuncia que haya por violencia se deja de lado y todo se centra en que la madre está malmetiendo al niño. Entonces, una madre a quien amenazan con quitarle la custodia, evidentemente ni denuncia ni quiere quejarse más y va a decir que sí a todo lo que le digan o que le pidan. Eso es lo grave.
El “SAP” es un constructo misógino. Y no porque lo diga yo, sino porque desde que lo formula Gardner ha sido criticado siempre por ello, ya que contiene todos los prejuicios y estereotipos de la misoginia: desde que “las mujeres mienten y denuncian falsamente” hasta que “las mujeres en un divorcio, se quieren quedar con el dinero, los hijos y la casa de todos los hombres”. De hecho, el primer libro que él escribe hablando del “SAP” se llama “Las brujas de Salem invaden los juzgados”. A partir de ahí, toda su teoría es absolutamente misógina.
Además, Al único movimiento al que Gardner respondió fue al grupo NOW (National Organization for Women), el movimiento feminista de la costa Oeste de los Estados Unidos. No le importó lo que decían los psiquiatras ni los médicos. No respondió a nadie más. Al grupo NOW contestó diciendo que, en realidad, su teoría no tenía un signo misógino sino que “él la había formulado en masculino, porque era mayoritariamente a los hombres a quienes se les quitaba la custodia”.


El “SAP” es un constructo misógino [···] [···] contiene todos los prejuicios y estereotipos de la misoginia.


Por supuesto, cuando definimos algo como “misógino” no estamos hablando de la sintáctica, sino de la semántica y la pragmática. Porque lo que los partidarios del “SAP” hacen continuamente es mezclar el lenguaje coloquial con el lenguaje científico. Estamos todo el tiempo teniendo que aclararle al auditorio (que entiende mucho más el lenguaje coloquial que el científico) los estereotipos del imaginario colectivo que están en la base de este constructo.
El último despropósito es que, lejos de estar nosotros hablando del por qué no el SAP, tendrían que estar hablando ellos de por qué sí de semejante engendro. Porque no hay nada más difícil que tener que explicar que algo no existe…”
Para saber más: Consultar sobre el sSAP en la pagina:

(1) PDF Indice libro "El pretendido Sindrome de Alienacion Parental"

No hay comentarios:

Publicar un comentario